Advertencia: Opiniones de un músico amateur en aprendizaje, mis opiniones pueden variar a lo largo del tiempo. Es lo que tiene aprender.
Desde que empecé a tocar la vihuela y el laúd algo llamó muchísimo mi atención. Esto es, ¿qué pasa con el respeto por la tablatura italiana en muchas de las publicaciones modernas?
Cuando empiezas es algo que no te planteas pero me pilló totalmente de sorpresa cuando pedí la edición de la obra completa de Marco dall’Aquilla en The Lute Society (The Collected Lute Music of Marco Dall’Aquila) y me encontré que venía en tablatura francesa. Realmente es algo a lo que en aquel momento tampoco presté mucha atención pero era un poco chocante ver en las primeras páginas de esta edición un facsímil de una de las páginas del original, por supuesto en tablatura italiana, y por otro lado encontrarte unas páginas más adelante la misma obra en tablatura francesa.
Ha sido con otras compras posteriores y cuando (y estoy muy agradecido por ello) se han liberado todas las obras de la Tree Edition me he dado cuenta de que esta es una costumbre muy extendida. Me es llamativo encontrar las obras completas de Joanambrosio Dalza en tablatura francesa.

Cuando tenemos esta encantadora versión original:

Y sobre todo en un mundo en que, supuestamente, partimos de un cierto respeto al material original.
Sé que obviamente no cambia gran cosa tocar de una tablatura a otra, son solo codificaciones diferentes y ya está. Pero a la vez no encuentro originales de tablatura francesa intabuladas en tablatura italiana o, ¿por qué no? usando la de Luys Milán que me parece la más racional de todas.
Yo creo que esta «conversión supone una pérdida en conjunto.
Primero porque se olvida la racionalidad del uso de números frente a letras. No solo son más distinguibles, es que además no requiere ningún uso memorístico para saber cuál va antes que otro ni que distancia entre trastes hay entre ellos.
Pongamos que quiero saber cuántos semitonos hay entre el traste h y el b. De manera inmediata no lo sé, pero si nos dicen entre el 7 y 1 me parece algo más sencillo.

Y eso sin contar que es mucho más fácil distinguir un 5 de una f, o no digamos cuando las letras están en cursiva.
Segundo porque si nos acostumbramos solo a leer tablatura francesa luego es mucho más difícil leer por ejemplo un facsímil original de los que en tablatura italiana hay muchísimos y en muy alta calidad. Encuentro muy rico que precisamente una de las disciplinas a aprender es leer dos tablaturas (o tres si contamos la de Milán) diferentes.
Tercero porque no creo que a nivel editorial moderno suponga una gran dificultad que la edición se haga acorde a una tablatura que en su momento era ampliamente usada y entendida. Imagino que esos programas que se usan igual pueden convertir de una tablatura a otra sin mucho problema.
Como punto cuarto está el tema de que estamos hablando de entender cómo funcionaba una época, intentar meternos lo más posible en una forma de entender el mundo que culturalmente queda ya bastante lejos. La decisión de usar este tipo de tablatura seguro que obedecía a necesidades editoriales unido a cierta percepción de las cosas, de que aquello era lo más cómodo o fácil. Su amplia difusión demuestra hasta que punto fue exitosa.
Y por último porque tengo la impresión de que se trata de una cierta «imposición» desde el mundo que ahora está dominando, o eso parece, la impresión y difusión de esta música que tanto nos gusta. Quiero imaginar que si en España editásemos la obra completa de Dowland, Peter Phillips o Attaingnant en tablatura italiana al estilo de la de Milán nadie se escandalizaría.

Sé que esto es hacer una montaña de un grano de arena, que quizás a la mayoría de músicos esto les importa bien poco con total de tener una edición comentada y crítica. Desde luego en mi caso agradecería una barbaridad el mismo esmero en las ediciones pero respetando la tablatura en la que originalmente estaba escrita.