Afinación

Quizás uno de los aspectos más difíciles al comenzar con este tipo de instrumentos es la afinación. Afinar es la técnica que empleamos para dar a cada cuerda la tensión apropiada (y por tanto al pulsarla conseguimos que emita una frecuencia concreta).

Lo primero que llamará la atención es que las clavijas y su orificio del clavijero son de madera, sin ningún mecanismo sofisticado de engranajes de por medio.

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El contacto entre ambas superficies debe producir la suficiente fricción para:

  1. Asegurar un deslizamiento apropiado y un ajuste fino durante la afinación.
  2. Asegurar una fricción suficientemente intensa como para que la cuerda no se desenrolle una vez conseguida la afinación deseada.

Durante la afinación se va a producir este fenómeno: un ajuste de la tensión de la cuerda para conseguir la frecuencia que deseamos. Pero ojo, no podemos aplicar la tensión que nos dé la gana. Demasiada tensión y la cuerda se romperá o, en el peor de los casos, podemos dañar la tapa o incluso arrancar el puente; demasiada poca tensión y la cuerda sonará sin cuerpo, fofa.

Y no olvido que tanto un exceso como un defecto de tensión inevitablemente conducen a mayores dificultades a la hora de tocar el instrumento. Hablo de dificultad y no de imposibilidad puesto que la técnica se puede ajustar para dicha eventualidad (hasta cierto punto).

Suponiendo que tengo mis trastes ajustados a un temperamento concreto (hablaré de esto posteriormente), mi profesor me hizo las siguientes recomendaciones:

  • Dada la naturaleza de las cuerdas que usamos, muy sensibles a los cambios de presión, afinar el instrumento usando como tope el tercer traste. Los trastes 5º y 7º se usarán como corroboración posterior o para ajustarlos.
  • Por lo difícil que es un ajuste fino con las clavijas, los movimientos que realicemos con estas han de ser más bien rápidos y fluidos. Para ello las debemos tener bien lubricadas.
  • Acostumbrarnos desde el principio a usar nuestro oído escuchando bien los batimentos que se producen, detectando el primer y segundo armónicos (la octava y la quinta) y aprendiendo a detectar cuando dos cuerdas están al unísono o en octava pura.
  • Los intervalos más importantes, porque son los que ante cualquier mínima desviación se detectan inmediatamente como desafinados, son el unísono y la octava. Especial cuidado con ellos.

Usaré como ejemplo un laúd en sol de seis órdenes, al unísono los tres primeros (G4, D4, A3) y octavados del cuarto al sexto (F3 y F4, C3 y C4, G2 y G3).

Órdenes del laúd

  1. Con nuestro diapasón en La afinamos una cuerda del tercer orden (A3). Podemos hacerlo apoyando el diapasón en el puente o acercándolo a nuestro oído. Hay que tener en cuenta que si tenemos un diapasón en La 440 (A4) la cuerda va a vibrar una octava por debajo. Podemos saber cuándo está afinada si golpeamos y apoyamos el diapasón en el puente, pues la cuerda se pondrá a vibrar.
  2. Una vez afinada nos olvidamos del diapasón, usaremos la cuerda afinada para ajustar su compañera del tercer orden. Si sabemos que el instrumento está solo ligeramente desafinado, al tocar ambas cuerdas se escucharán batimentos muy lentos, en ese caso aflojamos la cuerda para tener un buen margen de movimiento en la clavija. Tocamos ambas cuerdas a la vez e inmediatamente con un movimiento rápido de la clavija la movemos hasta que se escuche una única cuerda, que es el momento donde sabremos que están afinadas al unísono (ver ejemplo al final de página).
  3. Ahora pulsamos el tercer traste del tercer orden (sería un C4) y con este afinamos la octava del quinto orden. Tocamos el tercer orden, lo escuchamos con atención e imaginamos que sigue sonando en nuestra cabeza, entonces pulsamos la octava del quinto orden y con un rápido movimiento lo llevamos a ese sonido de referencia.
  4. Comprobamos que el C4 del quinto orden y del tercer orden en tercer traste estén al unísono. Entonces ajustamos el C3 del quinto orden con respecto a su octava. Solo hay que pulsar ambas cuerdas del quinto orden y ajustarlas hasta que suene una octava pura (da la impresión de que la cuerda octavada se funde en el sonido de la cuerda grave).
  5. Ahora pulsamos el segundo traste del quinto orden. En su cuerda octavada será un D4, justo el segundo orden al aire. Afinamos uno respecto al otro.
  6. Seguimos con el tercer traste del segundo orden (F4) y lo ajustamos con la octava del cuarto orden al aire (también F4). Una vez hecho, ajustamos el F3 del cuarto orden con respecto a su octava.
  7. Y terminamos con los órdenes 1º y 6º. Pulsando el segundo traste del cuarto orden obtenemos un G3 que coincide con el G3 de la octava del sexto orden al aire. Se afinan una respecto a la otra como el paso 3.  Luego afinamos el sexto orden y por último el primer orden respecto al sexto.

Dejo este resumen visual por si pudiera ser de utilidad:

afinacion del laud

Pongo un ejemplo de afinación de un unísono, en concreto del cuarto orden de mi vihuela (F3). En este audio he pretendido mostrar qué se oye a medida que nos acercamos a tener ambas cuerdas afinadas. Al principio está casi afinado, luego lo he desafinado y me he ido aproximando otra vez lentamente para que se escuchen bien los batimentos y la sonoridad que se produce. Al final se perciben ambas cuerdas como una sola y se pueden escuchar con cierta claridad los dos primeros armónicos.

No puedo dejar de decir que, por supuesto, soy todo oídos ante otros métodos de afinación.

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