Orphenica Lyra – Transcripción completa del prólogo

Y si alguno alguna dificultad pusiere creyendo que paso los límites de la posibilidad, yo le ruego a este tal que el tiempo que perdiere en dudar lo ocupe en estudiar. Y de esta manera, dándose de veras al estudio, confíe que conseguirá el fin deseado.

Miguel de Fuenllana

Sobre la transcripción

Me he basado para esta transcripción en el ejemplar digital que se puede encontrar en la Biblioteca Nacional Hispánica.

Mi intención no ha sido hacer una transcripción literal sino, modificando lo menos posible el material original, obtener un texto que fuera más fácilmente legible e interpretable.

Con este criterio primero he tenido en cuenta la puntuación y sintaxis del original, modificándolas donde fuera preciso para hacer las frases más inteligibles. Muchas palabras han sido alteradas a su versión contemporánea, por ejemplo:

  • quales por cuales
  • se haze por se hace
  • vna por una
  • agora por ahora
  • etc

Teniendo en cuenta que no soy profesional en este campo, recomiendo que se lea la versión original para evitar así posibles erratas que haya podido introducir.

Titulo 0

Libro de música para vihuela intitulado Orphenica lyra. En el que se contienen muchas y diversas obras. Compuesto por Miguel de Fuenllana. Dirigido al muy alto y poderoso señor don Philippe príncipe de España, Rey de Ynglaterra, de Nápoles & c. nuestro señor.

Con privilegio real. 1554.

El príncipe

Por cuanto por parte de vos, Miguel de Fuenllana, estare en esta corte, nos ha sido hecha relación que vos habéis compuesto un libro de música para vihuela que se intitula Orphenica Lyra, en que por su dificultad habéis pasado mucho trabajo de espíritu. Suplicándonos que teniendo consideración a lo susodicho, y a la utilidad y provecho que de ello se siguiera, mandásemos que por el tiempo que fuésemos servido vos o la persona o personas que vuestro poder hubiesen, y no otras algunas pudiesen imprimir ni vender, ni imprimiesen ni vendiesen en estos reinos y señoríos de la corona de castilla el dicho libro, o como la nuestra merced fuese. Y nos, acatando lo susodicho, y porque habiéndole visto la dicha obra por nuestro mandado pareció ser útil y provechosa. Por la presente damos licencia y facultad a vos, el dicho Miguel de Fuenllana, para que vos o la persona o personas que vuestro poder hubieren, y no otras algunas, puedan imprimir y vender, y impriman y vendan el dicho libro en los reinos y señoríos de la corona de Castilla, ni traerlo a vender de fuera de ellos, por tiempo de quince años primeros siguientes que se cuenten desde el día de la hecha de esta nuestra cédula en adelante; so pena que cualquier persona o personas que sin tener vuestro poder para ello lo imprimieren o hicieren imprimir, y lo vendieren o hicieren vender, pierdan toda la impresión que hicieren o vendieren y los moldes y aparejos con que lo hicieren; y más incurra cada uno en pena de treinta mil maravedis por cada vez que lo contrario hiciere, la cual dicha pena se reparta de esta manera: La tercia parte para la persona que lo denunciare y la otra tercia parte para el juez que lo sentenciare, y la otra tercia parte para nuestra cámara y fisco. Y mandamos que cada pliego de molde de dicho libro se venda al precio que fuere tasado por los del consejo de su majestad. Y mandamos a ellos y a los presidentes, y oidores de las audiencias, alcaldes y alguaciles de la su casa corte y chancillerías, y a todos los corregidores, asistente, gobernadores, y otras justicias y jueces cualesquiera de estos dichos reinos y señoríos, que guarden y cumplan y hagan guardar y cumplir esta nuestra cédula; y que contra lo en ella contenido no vayan, ni pasen, ni consientan ir ni pasar en tiempo alguno ni por alguna manera, so pena de la nuestra merced y de diez mil maravedis para la nuestra cámara cada uno que lo contrario hiciere. Fecha en Valladolid a once de Agosto de mil y quinientos y cincuenta y tres años.

Yo el príncipe.

Por mandado de su alteza. Juan Vázquez.

Titulo 1

Al muy alto y poderoso señor don Philippe príncipe de España, Rey de Inglaterra, y de Nápoles .& c Nuestro señor.

Muy alto y poderoso señor.

Sentencia es escrita en el libro de Job que el hombre nace más para experimentar la aspereza de los trabajos que para vivir sepultado en la ociosidad. Pues queriendo yo conforme a esta doctrina seguir lo uno y huir lo otro, elegí entre las artes la más proporcionada a mi inclinación que es la música, en cuyo ejercicio con continuo estudio he gastado la mayor parte de mi vida. Y puesto que a la bondad Divina, por oculto juicio suyo, le plugo desde mi infancia privarme de la luz corporal, no permitió su grandeza que mis trabajos quedasen sin fruto, pues en esta parte quiso comunicarme este talento. El cual por ser don suyo y dado de su liberalidad, me pareció que debía no tenerlo escondido, pues podía con él aprovechar a los que se precian de tan virtuoso ejercicio sacando a luz esta obra, primicias de mis trabajos. La cual me pareció dedicarla y ofrecerla a V. Maj. para que con tan crecido favor estuviese como en trono segura de toda emulación. Y así suplico a V. Maj. la reciba y favorezca, mirando más al ánimo con que se ofrece, que al ser que a la obra yo pude dar.

Prólogo al lector

Si entre los antiguos y grandes varones era loable costumbre (prudente lector) que para tratar las cosas arduas, no confiados en la fuerza de sus entendimientos ni en lo que por sí mismos alcanzar podrían, se esforzaban a invocar el auxilio celestial, con cuanta más razón debo yo hacer lo que ellos hacían para tratar de tan encumbrada ciencia como es la música. No pidiendo para esto el socorro venido del monte Parnaso ni de la fuente Pegásea, que los que andaban sentados en la sombra de la muerta pedían. Más levantando los ojos del ánima a otro más encumbrado monte, que es la triunfante Hierusalem, donde los cortesanos del Señor moran, implorando la suma bondad del espíritu vivificador, que quiso en lenguas de fuego descender sobre el apostólico colegio, para que esta mía alcanzar pueda una pequeña centella para explanar lo que a mi entendimiento tuvo por bien de dar a entender de esta inestimable facultad. A quien no con menos razón por la multitud de sus sutilezas el título de la dialéctica se puede imponer, llamándola arte de las artes y ciencia de las ciencias. Cuya definición (según el divino Ysidoro afirma) es ciencia de armonía que consiste no solamente en el sentido, pero también en el canto, como el glorioso Augustino significó. De la cual me parece, según su gran dificultad, que todo lo que de sus excelencias escribieron es lo menor que de ella se pueda escribir porque excede las fuerzas humanas. Y no será necesario para cosa tan notoria tratar de la estimación en que los grandes príncipes siempre la tuvieron. Porque considerado que con ella se sirve Dios en el cielo, quien será tan desconocido que no la desee gozar en la tierra. Los gloriosos santos que de ella más gustaron estos son los que más grandezas dijeron. Y muchos emplearon sus ejercicios en entender y gozar la suavidad de esta ciencia y en quererla enseñar a otros, como parece por muchos libros que en ella dejaron escritos. Los beatísimos Augustino y Severino parecen haber abierto camino para otros, que por no reiterar sus loores me quiero abrazar con la brevedad, y traer a la memoria sus inventores parecería inventar otro género de prolijidad. Porque nadie hay que ignore lo que por tan auténticas escrituras está divulgado. Pero ya que fuese Tubal primero inventor, como la sagrada escritura nos cuenta, o Pitágoras, como la caterva de los Griegos concede, ni hace mucho a nuestro propósito ni por dejarlo de hacer se recibe detrimento. Otros que por otras causas movidos creen que Lino y Amphion fuesen en su principio, no es cosa importante negárselo a ellos por dárselo a Apolo. Basta que por ser ejercicio lleno de virtud se tiene por cierto no haber sin él disciplina perfecta como los sabios antiguos quieren. Una cosa sé decir y que no se me podrá negar: que el que no fuere amador suyo por justa sentencia merece que nadie lo sea de él. Porque cosa con que tanto se sirve Dios razón es que con ella tengan contento los hombres por ser tan cualificada, que aun la máquina de cielo y tierra no quiso su potentísimo artífice dejarla sin esta admirable concordancia, como los santos escritores de ella dan cierto testimonio. Y el real profeta, no careciendo de este conocimiento, nos da a sentir lo que de ella sintió; persuadiéndonos que las alabanzas que al Señor hubiésemos de dar, con la dulcedumbre de la vihuela las hubiéramos de ofrecer. La cual puesta en sus manos bastaba a expeler los demonios. Y no sería sujeto a reprensión pues antes de mí otros lo hicieron; aprovechándome de las historias del gran músico Orpheo que después sucedió que con la divinidad de su vihuela a los ministros de Plutón hizo cesar su justicia. A cuya imitación y memoria me pareció convenible cosa intitular esta obra Orphenica lyra. No porque se piense que de esta similitud se me pueda pegar algún polvo de vana jactancia; pero como sea de los primeros inventores y padre por antigüedad de este arte, imitándole en el nombre ayude yo a sustentar su inmortal fama. Pues el famoso poeta Juan de Mena en su coronación no dejó de invocar esta Lyra sin otros muchos ejemplos que en la religión cristiana tenemos, de que nos sobran autoridades para loarlos y no falta fe para creerlos. Ni quiso nuestro redentor venir a nacer en el mundo sin que nos manifestase la dulcedumbre de arriba. Y en las academias de Atenas se tuvo tanta cuenta con la estimación de esta ciencia, que el que no sabía tañer y cantar, por sublimado que fuese en las letras, era despreciado sin la música. Themistocles es buen testigo de su vergonzoso disfavor por cuya causa el filósofo Sócrates deprendio en la senectud lo que no hizo en la mocedad. Y el poderoso Herón, como cuenta el Petrarca, entre los tormentos de la muerte se quejaba diciendo que no le pesaba tanto morir tan gran príncipe como de faltar en la tierra tan gran músico. Y aunque los efectos de esta admirable facultad son muchos, sus diferencias son tres solas según el divino Ysidoro. La primera es armónica, que de canto de voces consta. La segunda orgánica, que solamente del soplo consiste. La tercera es rítmica, que del tocamiento los dedos recibe los números. Y aunque todas las tres partes musicales estén a la humana naturaleza tan agradables y biensonantes, esta es la que sobre todos tiene el primado por el toque, que con el espíritu vivo se hace como es en la vihuela, y por la proporción y conformidad que con la humana voz tiene. Y por tanto es mayor su perfección porque es de cuerdas, que en latín se dicen chorde. Y aunque ella sea dicción Griega, si origen latino le quisiésemos dar, por muy a proporción le vernia que naciese de cor, que significa corazón. Porque así como el pulso de aquel miembro tan sutil y generoso es en el pecho, así el tocamiento de él es en la vihuela, y por ser de tantas circunstancias y primores adornada, y de tanta dificultad considerada, meditan de veras a ella que fácilmente pudiera quedar sin mí. Porque el fruto de un largo trabajo de toda la vida no se alcanza sino a trueque de la salud. No obstante muchas contradicciones que tuve viendo ser tan dificultoso su fin y sus secretos tan negados a la humana flaqueza. Porque conocí, según la teórica y práctica, ser este instrumento más sujeto a la voluntad del que lo supiere que otro alguno por causa de su armonía y compostura. La cual hace muchos efectos, y en los corazones más generosos allí hace mayor aposento como los escritores cuentan. Que si a unos conmueve a profana alegría a otros provoca a devoto placer. Quien a los hombres de los humanos cuidados alza y eleva en celestial contemplación. Quien saca del encerrado pecho las piadosas lágrimas que por el rostro corren, quien podrá decir lo que por experiencia se suele ver: que entrañas hay tan aceradas que su ensalzada suavidad no las convierta en blandura. Tiene tan largo su señorío, que ninguna Edad ni dignidad le niega su jurisdicción. Refrena la ira, multiplica la concordia, es destructora de los vicios, causadora de loables costumbres, los cuidados destierra, los heroicos ánimos para cosas fuertes inflama. Hasta el sarracénico Avicena conoció su propiedad diciendo que mitiga todo dolor. Y la causa (amado lector) que tan penosas fatigas me hizo tomar, y que por tan inusitadas sendas me forzó a ir, velando las noches y no descansando los días, mayormente estando yo en esta corporal tiniebla en que el señor me quiso poner, fue por servirle con el mismo don de su larga mano recibido; dándole alabanzas por lo que en mí hizo y para provocar a otros que lo mismo quieran hacer, trabajándome a mí por aprovechar a los que en esta facultad se quisieran ejercitar. Porque conforme la evangélica ley, el que no diere de su talento ganancia por muy cierto debe tener castigo. Que poco provecho hace en la república el que su tesoro tiene escondido en el arca. Y movido con esta benigna voluntad y no menor caridad quise componer esta obra, y, cogiendo de las mejores flores, hacer este sabroso panal con que todos huelguen y muchos deprendan, dividiéndola en seis partes de este modo. En la primera van dúos y música de a tres de buenos autores y fantasías mías a tres al tono de cada una de las composturas, que es una buena disposición para principiantes que les sirva como de abc. En la segunda se ponen motetes a cuatro de excelentes autores y con cada uno de ellos una fantasía mía a cuatro del mismo tono del motete. En la tercera hay motetes a cinco y seis, música de mayor dificultad y que pide más el estudio que en la pasada. Y con todo esto cualquiera la podrá tañer si de veras quisiera trabajar y en la precedente estuviere aprovechado, porque todo ello antes que se cifrase en los papeles se experimentó muchas veces en la vihuela. Y no hay cosa en este libro que primero no se haya puesto y tañido que cifrado. Porque con esta certidumbre tomé este atrevimiento de poner las dificultades que aquí se contienen. En la cuarta se pone música más doméstica y para desenvoltura de manos, y son composturas de a tres y a cuatro. En la quinta se hallará música muy galana también para desenvolver las manos cuyo concierto se hallará en la tabla de la obra y adelante se pone más por extenso. En la sexta y última se ponen tres ensaladas, Bomba, Iusta, Iubilate, con alguna música compuesta y fantasías mías para vihuela de cinco órdenes, juntamente música compuesta y fantasías para vihuela de cuatro órdenes que dicen guitarra, y obras de contrapunto y los ocho tonos con algunos avisos y consonancias y un motete que dan fin al libro, según más copiosamente constará por las tablas de cada libro como ya se ha dicho. Dispúseme a dar este orden porque el que quisiere seguirlo pueda ir subiendo por sus grados a lo más difícil del tañer, que es lo que me ha movido, y yo más querría y pretendo. Y si alguno alguna dificultad pusiere creyendo que paso los límites de la posibilidad, yo le ruego a este tal que el tiempo que perdiere en dudar lo ocupe en estudiar. Y de esta manera, dándose de veras al estudio, confíe que conseguirá el fin deseado.

Titulo 2

Se siguen los avisos y documentos que en este libro se contienen

Puesto que por muy buenos y excelentes autores se hayan dado avisos de mucha utilidad y provecho para la música que en ese instrumento de la vihuela se ha de tañer, con otras cosas particulares que para la inteligencia de él se requiere no dejaré yo de decir lo que en esto se me ofrece movido principalmente con celo de aprovechar, así mismo por dar aviso de las señales y particularidades que en este libro se contienen. Y para prueba de mi intención quise tener cuenta principalmente con tres o cuatro cosas de que pienso tratar, dentro de las cuales se incluyen todos los avisos que en este libro se ponen. Es a saber, música compuesta y fantasías mías, y la manera que se ha de tener para mejor usar del redoble y tañer con limpieza, también se dirá en su tiempo de los tonos. Viniendo pues a tratar de la música compuesta digo que en todas estas obras, así a tres como a cuatro, a cinco y a seis con todas las que de más que en el libro se contienen (excepto dúos), fue mi intención ponerles letra porque me parece que la letra es el ánima de cualquiera compostura; pues aunque cualquier obra compuesta de música sea muy buena, faltándole la letra parece que carece de verdadero espíritu. Por lo cual, como dicho es, me moví a ponerla y a señalar una de las voces que más agradable fuese para poderle cantar, que es la de la cifra colorada. Pues teniendo cuenta con esta señal y con las que adelante se pongan, el que de veras lo quisiere trabajar sin duda podrá gozar de esta excelencia que es cantar una voz de la compostura que tañere. Y para que con más verdad se pueda hacer eso, se ha de tener cuenta con golpes que le ofrecen de semibreves o mínimas con puntillo o sin él, ora sea en el principio del compás o en el medio de él. Digo que en todo el valor de la dicha figura o figuras se ha de estar la voz cantando, por no faltar en la consonancia hasta en tanto que venga otra cifra colorada con la cual se ha de mudar. Y esto entenderá si no hubiere aspiración o pausas de por medio. Así mismo porque en algunas obras compuestas se pone una voz puntada en canto de órgano, para que si se erraren pueda fácilmente tornarse a cobrar el que tañe y el que canta, se pone una señal de cifra a trechos comenzando de una, dos, tres, etcétera. Y donde quiera que esta señal estuviere se ha de juntar la voz con el instrumento para proseguir lo que se tañe y canta, y la señal es esta Ejemplo 1.

También se ha de tener hábito que siempre que se ofreciere alguna figura de mínima, o seminima, todas las que se siguen han de ser del mismo valor hasta en tanto que otra sobrevenga. Así mismo, hay algunas obras de las compuestas que en el principio o último de ellas alguna parte o pedazo se ha de tañer dos veces; y para que se tenga conocimiento de esto se pone al principio y al fin de lo que se tañe esta señal Ejemplo 2, comenzando del compás en que esta se pone para acabar en el que está otra semejante. También en las obras de a cinco y a seis se parte algunas veces la cuerda, y esto por guardar la verdad de la compostura, porque este instrumento aunque más perfecto que todos, no sufre cosas muy dificultosas, y por no usar de consonancias peregrinas quise tomar este medio de partir la cuerda en esa manera. Ejemplo 3 Pongamos caso que se ofrece una consonancia y sea esta: cuarta en vacío, tercera en el tercer traste, segunda en el mismo, prima en el segundo. Estas son cuatro voces, pero pisando una de la dos terceras en el tercer traste, como ya es dicho, la que queda en vacío servirá de mi o re, y la que se hollare, será sol o fa, según el tono que se tañere, y en esta manera sera consonancia de cinco voces. Esto mismo se puede hacer en otras consonancias necesitadas de este remedio: así como cuando se ofrece quinta en el segundo traste y cuarta y tercera en vacío, aquí se ha de partir la segunda en el tercer traste, y la una servirá de fa, que es la que se pisa, y la otra de re, que es octava de la quinta. Y en esa manera se tañen cinco o seis voces siempre que semejantes consonancias se ofrecen y se guarda la verdad de la compostura. Y si alguno tuviere esto por cosa muy dificultosa, téngase por respondido con que el uso y verdadero estudio todo lo puede y la señal que se pone en el traste donde la cuerda se ha de partir es esa, juntamente con el ejemplo de lo ya dicho. Así mismo, se tenga por aviso que muchas veces se reitera la letra y para eso se pone la misma señal que en el canto de órgano se suele poner, y es esta Ejemplo 4. También se ha de tener por aviso, que en cualquier principio de compostura o fantasía que se viere esa letra, F, se entenderá que la tal obra es fácil, y en las que estuviera esta, D, hay dificultad.

Ejemplo 5Esto se entenderá en todas las composturas y fantasías que en el libro se ponen en esa manera: que en las obras de cuatro se ponen las señales ya dichas, en las fáciles y dificultosas, y lo mismo en las obras de a cinco y seis. Pero se ha de tomar cada cosa en su grado, pues cierto es que mayor dificultad habrá en las obras de a cinco y seis que en las de a cuatro. En tal caso conviene que con prudencia cada uno elija la música que sus manos puedan tañer. No se pone esta señal en dúos, ni en obras de a tres, pues estas de suyo está ser fáciles y música para principiantes. Y esa causa me movió ponerlas al principio de este libro para que por sus grados se vaya dando música en él, según la habilidad y manos que cada uno tuviere: la cual orden en el prólogo se haya relatado y adelante se ponga más por extenso.

En lo que toca al compás con que estás obras se han de tañer, solo quiero decir que cada uno se debe conformar con la disposición de sus manos y dificultad de la obra, pues el que las tuviere con ellas se tiene la licencia para tañer con más libertad y destreza cualquier obra, aunque tenga dificultad. Y el que no tuviere esta soltura de manos debe tañer con compás reposado, en especial a los principios, hasta tener conocimiento de la obra que tañe por vía de limpieza en lo que tañere y guardar la verdad de la compostura. Y al fin, así los que tienen manos como los que carecen de ellas, me parece que en toda obra que tañeren, ora sea fácil o dificultosa, debe de elegir el medio: quiero decir, que ni el compás vaya apresurado ni muy despacio.

Así mismo es aviso, que en alguna compostura y fantasías, se baja la sexta un punto del tono en que se suele templar. Esto se entiende en octava de la cuarta en vacío, con que se ha de entonar. Es una buena manera de tañer teniendo conocimiento de los términos, porque se goza de algunos puntos en vacío que es lo mejor que este instrumento tiene. Cuando se ofreciere tañer las dichas obras o fantasías darse ha aviso al principio de ellas.

No pongo glosa todas las veces en las obras compuestas porque no soy de la opinión que con glosas ni redobles se obscurezca la verdad de la compostura, como vemos que algunos, contentos con sola su opinión, las obras que muy buenos autores han compuesto con excelente artificio y buen espíritu, puestas en sus manos las componen ellos de nuevo cercándolas con no se qué redobles ordenados a su voluntad. Digo que si no fuere ofreciéndose cláusula, o en tiempo que la misma compostura diere lugar, no se debe en otra manera defraudar la compostura con las semejantes glosas o redobles; y como dicho tengo, por la causa que aquí digo, yo no lo pongo en las obras de este libro salvo al clausular o en los lugares que la compostura lo demanda, como en las mismas obras se verá.

También se señala la clave de la voz colorada que se ha de cantar, porque se tenga conocimiento de la solfa que se ha de decir no se pone más que en los motetes y obras extranjeras, pues las fáciles y conocidas poca necesidad tienen de esa señal.

Del orden y fantasías que en este libro se ponen

Declarado tengo como he podido, las señales y particularidades que se ponen en las obras compuestas. Viniendo pues a tratar de las fantasías que en este libro se contienen, me será forzado tornar a relatar algo de paso el orden que en él se contiene puesto que en el prólogo se haya dicho. Y es así que este libro se divide en seis partes: en la primera me pareció poner dúos y composturas a tres, y con cada una de ellas una fantasía mía a tres,del tono que es la compostura teniendo al respecto dos cosas. La una: que esta fuese música tan doméstica a principiantes que la pudiesen tomar en lugar de abc. La otra: que al que no le estuviese bien trabajar en las obras compuestas, hallase fantasías con que satisfacer al oído y ejercitar mejor las manos. Aunque en esto mi opinión es que cualquiera que quisiere aprender la música de veras, siempre se ejercite en estudiar y poner obras compuestas, pues de ellas se saca el verdadero fruto. Y si algún olor de compostura tuvieren las fantasías que en este libro pongo, confieso ser la causa el haber visto y puesto muchas obras de excelentes autores. En la segunda se ponen motetes a cuatro y con cada uno de ellos una fantasía mía, siguiendo como dicho es el orden del tono de que es el motete que le precede. En las obras que en esta segunda parte se contienen mayor dificultad hay; pero el que con diligencia y buen estudio trabajare en ser aprovechado en la primera parte, fácilmente podrá sujetar a su voluntad las que se ponen en la segunda. Y en especial son de mucho provecho para desenvoltura de manos y para tañer música de buen aire las fantasías que se contienen en esta segunda parte. En la tercera se ponen motetes de a cinco y de a seis voces, música de muy excelente compostura y consonancia; podrán gozar de su grandeza los que fueren grandes en el estudio y saber, y los que con curiosidad disponiéndose a adquirir la gran excelencia y perfección de este instrumento quisieren coger el fruto de lo más alto de la palma. En el cuarto libro se ponen obras de contrapunto sobre algunos cantos llanos con algunas partes de misas fantasías muy provechosas para desenvoltura de manos, algunas hay fáciles para aquellos que las buscan, las cuales se conocerán por la señal arriba ya dicha. También se ponen Fabordones con otras obras compuestas. En la quinta parte se contienen Strambotes, madrigales, Sonetos en lengua toscana y en la nuestra, villanescas, y villancicos a tres y cuatro; música por cierto digna de todo estudio, pues no solo lo aprovecha para el tañer galano y de buen aire, pero aun también para adquirir el verdadero artificio de la compostura, pues cualquier música extranjera trae consigo todo este provecho. También se ponen algunos romances viejos por no incurrir en desgracia de los que son amigos de este manjar. En la sexta y última parte se ponen tres ensaladas, Iusta, Bomba, e Iubilate, con algunas fantasías y obras compuestas para vihuela de cinco órdenes, lo mismo para guitarra. No se puede negar el loor a estas obras, pues sin duda las dichas ensaladas tienen excelencia en la letra y singularidad de la compostura. Buen testigo será de esto el que trabajare de gustar con libertad de este potaje. Las fantasías de un instrumento y del otro creo son de provecho para los aficionados a ellos, según que la experiencia se lo dirá si de veras se ejercitaren en el estudio de ellas. Otras fantasías y obras de contrapunto, con algunos avisos y tientos para los ocho tonos, se ponen en esta sexta parte, con las cuales y un motete mío, compuesto en loor y alabanza de nuestro señor, acaba el libro, remitiendo lo demás a las tablas que de las seis partes de libro se ponen en su lugar.

De los redobles

Tratado hemos de las composturas y fantasías. Cosa razonable será venir a tratar de la tercera cosa arriba ya dicha, que es lo que toca a los redobles y a tañer con limpieza, la cual no es menos necesario que todo lo demás. Viniendo pues al modo de los Redobles, digo que yo no hallo mas que tres maneras que se suelen tañer en este instrumento de la vihuela. La primera es redoble que comúnmente llaman dedillo. La segunda de dos dedos, entiéndase el dedo pulgar y su compañero. La tercera es con los dos dedos primeros de los cuatro que son en la mano derecha. En lo que toca al redoble que llaman dedillo, confieso ser fácil y agradable al oído, pero no se le niegue imperfección pues una de las excelencias que en este instrumento tiene es el golpe con que el dedo hiere la cuerda. Y puesto que en esa manera de redoble el dedo cuando entra hiere la cuerda con golpe, cuando sale no se puede negar el herir con la uña, y esta es imperfección; así por no ser el punto formado,como por no haber golpe entero ni verdadero. Y de aquí es que los que redoblan con la uña hallarán facilidad en lo que hicieren pero no perfección. Y esto que aquí digo no es para condenar ninguna manera de tañer, pues yo tengo por muy bueno lo que los sabios y avisados en la música ejercitaren y aprobaren por tal. Solo quiero decir que hay bueno y mejor, y con esa intención trataré lo que se sigue. Y es así que la segunda manera de redoble que se dijo del dedo pulgar y su compañero tengo por muy buena porque contiene la perfección, y esta por estar las cuerdas mayores más cercanas al dedo pulgar debe de usarse en ellas, quiero decir en sexta, quinta y cuarta. Y también porque las cuerdas ya dichas, como sean más gruesas y de mayor cuerpo que las que se siguen, hay necesidad que el redoble sea más entero y con mayor fortaleza; puesto que el que con facilidad lo usare, en todas las cuerdas se podrá aprovechar de él como sabemos que lo hacen los extranjeros de nuestra nación. Viniendo a la tercera manera de redoble, que se hace con los dos dedos primeros de los cuatro que son en la mano derecha, digo que esta manera de redoblar tiene tal excelencia que oso decir que en ella sola consiste toda la perfección que en cualquiera modo de redoble puede haber, así en velocidad como en limpieza como en ser muy perfecto lo que con el se tañe; pues como dicho es, tiene gran excelencia el herir la cuerda con golpe sin que se entremeta uña ni otra manera de invención, pues en solo el dedo, como en cosa viva consiste el verdadero espíritu que hiriendo la cuerda se le suele dar. Pluguiese a nuestro Señor que lo que aquí digo en esta manera de redoble fuese de algún provecho para que algunos mediante verdadero estudio quisiesen ejercitarlo, pues sin duda la experiencia les enseñará a entender y creer lo dicho y mucho más. Y porque no parezca contentarse mi deseo, que es de que todos si fuese posible se diesen a esta manera de redoble, con solo el loor de él quise poner aquí un solo aviso, para que si algunos deseasen tener alguna noticia de esta manera de redoble, con hacer lo que aquí digo tenga algún principio su deseo. Se ha pues de entender, que si dentro de un compás se ofrece haber ocho corcheas, la primera se ha de tañer con el dedo segundo de los dos, que los latinos llaman medius, y la segunda con el primero llamado index, y a la tercera ha de acudir el que primero tañó; y en esta manera, tañendo la una figura el un dedo y la otra el otro, por la orden ya dicha se pueden tañer las ocho corcheas y todas las que más quisieren. Pues lo que de este redoble se ha de entender es que han de herir los dos dedos por tal orden que el uno vaya en pos del otro. Y digo que el que de veras lo ejercitare, así en redobles que suben como en los que descienden podrá usarse, gozándole con su trabajo. Y esto oso testificar por el que a mi me cuesta para haber de alcanzar alguna partecilla de él.

Del tañer con limpieza

De más de esto digo, que una de las cosas que con gran estudio y cuidado en este instrumento se debe procurar es tañer con la mayor limpieza que fuere posible lo que en él se tañere. Y para que en alguna manera esto se pueda adquirir, no dejaré de decir lo que el tiempo y la experiencia me han enseñado, y para esto pongo los avisos que se siguen. Se ha pues de notar que así en composturas como en fantasías algunas veces se ofrecen consonancias de cuatro voces, entre las que les queda alguna de las cuerdas en vacío; y si la dicha consonancia no es tocada con la mano derecha con algún aviso o curiosidad, aquella cuerda que quedó en vacío hace disonancia fresando en ella con las demás que están pisadas en sus puntos o cifras. Y esto no solo es tañer sucio, pero aun da gran desabrimiento al oído. Pongamos ejemplo. Ofrécese prima en vacío, segunda en el segundo traste, tercera en el tercero, quinta en vacío; estas son cuatro voces que hacen perfecta consonancia pero queda aquí la cuarta en vacío, que viene a ser tocándole séptima de la segunda, que esta en el segundo traste. Claro pues está, que si el que toca la consonancia ya dicha con la mano derecha se desmanda con el dedo pulgar a tocar en la cuarta, que hará la disonancia que dicho tengo. El remedio que para esto hay es fácil para cualquiera que lo quisiese usar. Y es que siempre que esta consonancia u otra semejante se ofreciere, el dedo pulgar con que hiere la quinta, al tiempo que da el golpe, se ha de quedar fijado en la cuarta, que dije estar en vacío, de manera que su sonido no sea ocasión de desabrimiento. Y la misma consonancia se ofrece tocando segunda en vacío, tercera y cuarta en segundo traste y sexta en vacío; estas son cuatro voces y la quinta que queda en vacío viene a estar en séptima de la tercera en segundo traste. Digo, que ofreciéndose semejante consonancia, se ha de usar del aviso ya dado: que el dedo pulgar que toca la sexta, después de dado el golpe, ha de juntarse con la quinta, de manera que las cuatro voces suene con distinción y limpieza sin que la séptima ya dicha les impida. Esto se entenderá en consonancias que se sufren en usar del tal remedio como son golpes de semibreves o mínimas. Pues si son figuras que pasan con disminución, claro se verá que no es mi intención tratar de las semejantes. Así mismo se ha de tener por aviso que si se ofreciese esta consonancia o su semejante: quinta en el segundo traste, cuarta y tercera en vacío, segunda en el tercero, este es golpe de mínima, síguese dos de tercera y vacío de segunda, que es otra mínima. En esto este compás no se ha de quitar el dedo de la quinta que suena en el segundo traste. Esto mismo se entenderá: sexta en el segundo traste, cuarta en vacío, tercera en el tercero. La segunda mínima se toca quinta en el cuarto traste, no se ha de quitar el dedo de la sexta ni el de la tercera, hasta venir a dar con el compás en la consonancia que adelante se pone. Esto mismo se tenga por aviso en los lugares o semejantes consonancias siempre que se ofreciere. También conviene para tañer con limpieza tener conocimiento de los puntos o trastes que son más convenientes a mano izquierda, de manera que el tocarles en diferentes trastes o cuerdas no sea ocasión de dejar la consonancia antes de tiempo. Ejemplo. Ofrécese quinta en el tercero traste, tercera en el sexto, segunda en el quinto, prima en el tercero; pongamos caso que tocándose esta consonancia, que es golpe de mínima, el punto de la prima es sol. Síguese otra figura de mínima, que es fa, la cual se podría tañer prima en el primero traste, y en tal caso cierto está que la mano izquierda deja las consonancias fuera de tiempo queriendo tocar la tal figura en el traste ya dicho, donde se sigue faltar en el sonido de la consonancia y no tañer con limpieza ni perfección. Se ha pues de tener por aviso que el fa que dije tocarse en la prima en el primero traste se ha de tañer en la segunda en el sexto. Y en esta manera no se muda la mano ni aparta de los puntos en que está puesta por todo un compás, hasta que proceda de adelante con lo que se sigue. Querer tratar de todas las consonancias en que se deben guardar los avisos ya dados paréceme sería prolijidad; baste con lo ya dicho, el que sabiamente lo quisiere entender podrá considerar lo que en esto dejo de decir.

De los tonos

Así mismo es cosa útil y muy provechosa tener en alguna manera noticia de los tonos o términos que en este instrumento se suelen tañer. Y para que esto se pueda mejor entender, poca necesidad habrá de decir aquí como en la música hay ocho tonos y como fenecen en cuatro signos, pues esto es notorio ya a todos. Así mismo, que el tono sea perfecto, o pluscuamperfecto, mixto o irregular. Digo que hace muy poco a nuestro propósito, pues para en los lugares que esto conviene tratarse, bastantemente está escrito por sabios y muy doctos varones. Solo quiero decir que en este instrumento no hay término acepto ni señalado para ninguno de los ocho tonos, pues a causa de ser él tan perfecto por cualquiera parte se puede tañer perfectamente cualquiera de ellos, pues todo va en poner el traste en el punto que quisieren. Verdad sea que en los términos hay unos más fáciles que otros. Y los que tienen más dificultad se pueden llamar accidentales, por solo el ser difíciles e inusitados pero no porque en un término haya más perfección que en otro; pues en este instrumento, como dicho es, en todo lugar se halla perfección para cualquier cosa que en el se tañere. Y porque dije arriba que convenía en alguna manera tener noticia de los tonos, quiero declarar en esto más mi intención, pues no sin causa dije que en alguna manera se ha de tener este conocimiento. Porque el que perfectamente y del todo ha de entender cualquiera de los ocho tonos y usar de ellos en este instrumento con verdadera libertad y buen espíritu, muy de veras conviene que aprenda la música si no la sabe; quiero decir canto de órgano, contrapunto y aun entender la compostura, pues sin duda faltando este verdadero fundamento no podrá tratar con verdad ni perfección, como dicho es, ninguno de los ocho tonos. Pues la música ciencia es y tal que su verdadero artificio no solo consiste en buen sentido, sino en el verdadero estudio que para entenderla conviene que se tenga. Y el que para esto alegare tener buen natural o delicado ingenio, dará la gloria a Dios nuestro señor que se lo dio y tenga por cierto que tiene andada buena parte de la jornada; pero todavía digo que esto solo no basta para entender el verdadero artificio de esta tal ciencia, salvo si no fuere empleado este tal ingenio en el estudio de ella. Y porque entendí que para tener alguna noticia de los tonos los que de esto carecen, y de las cláusulas que en ellos se contienen, convenía mostrarlo en el instrumento a los que no lo entienden en el libro; me pareció razonable poner al fin de este libro ocho tientos dentro de cada uno de los cuales se incluyen las cláusulas naturales y accidentales que en cada uno de los ocho tonos ordinariamente se suelen usar. Tuve por provechoso este documento porque el que quisiere tañer una obra compuesta, o fantasía del primero tono, o de cualquiera de los ocho, haciendo principio con un tiento de estos podrá ir entrando en el tono sin dar desabrimiento al oído, como vemos que se recibe cuando de un instante se pasa de un tono a otro. La compostura de estos tientos es de consonancias y no más, porque como dicho tengo mi intención es que se reconozcan los términos del tono usando de las cláusulas que en él hay.

Al lector

Como los entendimientos y gustos de los hombres (prudente lector) sean tantos y tan diversos, no debe causar admiración que así lo sean sus juicios. Y porque sé que cumpliéndose en este nuestro libro la ley que en todos los ha de haber, juzgando cada uno lo que en él se pone conforme a lo que le dicta su entendimiento, quise responder a todos con las menos palabras que pudiese, pidiendo principalmente se tenga cuenta con mi intención, mediante la cual, y el deseo que he tenido de aprovechar a los que virtuosamente se quisieren ejercitar en este arte, digo que me movía a escribir lo que supe y a enseñar lo que aprendí, y al fin a comunicar aquello que la suma bondad de Dios y mi continuo estudio me dio. Y el que cristianamente considerase lo que aquí digo, no pasando en silencio la grandeza del cuidado y trabajo que de mi parte se habrá puesto para sacar a la luz semejante obra, como yo carezca de ella desde los primeros días de mi niñez, bien cierto soy que si condenare algo de lo que en este libro se contiene, no reprobare en cosa alguna mi voluntad, como esta haya deseado acertar tanto que en todo satisficiese a la de todos. Pero si por ventura fuere tan buena mi suerte que, en galardón de mi trabajo, los movidos con entrañas de caridad hallaren en este libro algo que sea digno de loor; yo ruego a los tales que por ello den la gloria a nuestro señor Dios, de cuya mano todo don perfecto es dado. Y si como dicho es, se hallare lo contrario, de tal manera que sea digno de reprensión, se podrá atribuir a mí como hombre mortal y sujeto a miseria. Y porque me conozco por tal estoy presto para la enmienda, cada y cuando que con justicia se me pidiere; la cual pidiéndoseme cumpliré en los días que Dios fuere servido darme de vida, pues mediante tenerla se imprime y escribe lo que aquí digo. Renombre en la música o lugar en ella, cristiano lector, yo no pido otro, salvo aquel con que nuestro Dios y señor sea más servido y el que los buenos y sabios en ella me quisieran dar, al cual sea dada gloria y alabanza para siempre sin fin. Amen.

Declaración de la cifra

Puesto que sabia y avisadamente en otros libros está dado a entender la inteligencia de la cifra que en este instrumento de la vihuela se suele tañer, me es forzado a mí tratar de lo mismo porque los que este libro vieren tengan noticia de cómo la cifra se ha de entender, y es así.

Primeramente se ha de saber que estas seis rayas que aquí están figuradas son las seis órdenes que la vihuela tiene: contando desde la sexta hasta la primera de esta manera

Orphenica Lyra ejemplo 1

En estas seis cuerdas se muestran y señalan las cifras que comúnmente suelen los que cuentan guarismo usar. Las cuales significan los trastes contando desde el uno hasta el diez, salvo la postrera que es una letra de esta manera Orphenica Lyra ejemplo 2 que llaman cero, y esta vale en la cuerda donde estuviere por vacío. Ejemplo: Orphenica Lyra ejemplo 3 De manera que estas cifras han de aprovechar para que se tenga cuenta que en la cuerda donde estuviere señalada cualquiera de ellas ha de valer por traste tocándola dentro de aquel número en esta forma.

Orphenica Lyra ejemplo 4

También ha de tener por aviso que a donde quiera que se viere una cifra sola se ha de tocar sola, y si dos dos, y si todas todas, estando guiadas las unas en derecho de las otras hacia abajo de manera que (como dicho tengo) todas las que vieren puestas unas en derecho de otras han de ser tocadas juntas, y las que estuvieren solas cada una por sí, dándoles el valor de las figuras que encima estuvieren. Ejemplo.

Orphenica Lyra ejemplo 5

Pues ya se ha tratado de lo que toca a la inteligencia de las cifras y cuenta de ellas, razón será vengamos a tratar del compás y aire conque se han de tañer, pues es cosa tan necesario como las demás para que lo que tañere vaya con igual compás. Y viniendo a tratar de ello digo que el compás es una manera de movimiento que con el pie y mano se hace, dentro del cual siendo aprisa o despacio se incluye un compás que en distancia de golpe a golpe consiste. Y para conocimiento de esto se verán en las seis cuerdas que aquí están figurada, unas líneas que las atraviesan de arriba para abajo; y dentro del espacio que tuvieren la una de la otra, y sucesivamente todas las demás, se forma un compás, dándole el valor que tuvieren las figuras que sobre él estuvieren. Y de esta manera teniendo aviso a no faltar del compás y aire con que está puesto todo lo que en este libro hay para ser bien tañido. Siguiendo el compás por su orden no se podrá dejar de acertar lo que se tañere. Ejemplo.

Orphenica Lyra ejemplo 6

 

Transcrito por Jaime Ollero Gómez (vihueladelsur.com).

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